viernes, 9 de diciembre de 2016

Comercio y transporte de la sal II

Como ya os había anunciado, esta semana retomo el tema del Comercio y Transporte de la Sal. Quiero pensar que aún os acordareis de ella (sino id a echarla un vistazo) y para los más atentos, sí, en esta segunda entrada solo faltaba por comentar el comercio y transporte realizado por vía marítima. Espero que despierte el interés en vosotros.

Vía marítima

Los romanos comerciaron con la sal (y otros muchos productos comerciales) a través del Mediterráneo, al que denominaron Mare Nostrum. Los barcos de transporte o corbitas, eran naves de 25 metros de eslora, capaces de transportar hasta 400 toneladas de carga o unas 600 ánforas. Generalmente pertenecían a personas particulares, dueños de los muelles y almacenes portuarios. El transporte por mar era más rápido, barato y seguro que el terrestre.

El principal centro consumidor de este producto serían las conservas de pescado, pues las salazones y salsas de pescado eran producto primario de comercialización. Para poder llevar a cabo sus actividades precisaban de sal, abasteciéndose de salinas cercanas siempre que existieran, o mediante el transporte en barco. Muchas de las poblaciones costeras aprendieron rápidamente a sacar beneficio económico importando sal e intercambiándola por productos singulares. Conocemos centros consumidores de sal gracias a Estrabón, quien nos habla de las Islas Casitérides (Galicia) o del comercio con los fenicios de Cádiz. Desde dichos lugares se cambiarían elementos propios como el estaño, plomo, pieles, salazones y salsas saladas por vasos, bronce y sal. Existen algunas referencias que aluden al término de bárbaro vendido por sal, como sinónimo de esclavo, ya que algunos pueblos como los Tracios, tenían como hábito intercambiar sal por esclavos.

Como queda documentado, una de las claves para la expansión romana fue la ingeniería naval comercial con puntos geográficos tanto dentro como fuera del imperio. El principal puerto romano sería el de Ostia, situado a 20 km de Roma en la boca del Tíber. Aunque dicha ciudad contase con sus propias salinas, no es raro pensar que a la misma llegase sal de otras partes del Imperio, aunque únicamente fuera por las distintas propiedades que presentaban. Su conocido puerto Claudio, hexagonal y exterior, era capaz de albergar hasta 200 naves. Desde el mismo, barcos más pequeños remontaban el Tíber hasta su vado (donde deja de ser navegable) y en los almacenes que allí se situaban guardaban todas las mercancías destinadas a la capital del Imperio. En mosaicos, relieves y pinturas romanas encontrados en Ostia, podemos apreciar representaciones del transporte marítimo, pudiendo investigar sobre distintos tipos de embarcación y productos comerciales.

Puerto Claudio
(Fuente: http//:imperioromanodexaviervalderas.blogspot.com)

Para esta misma ciudad conocemos la existencia de saccarii salarii toius urbis et campi salinarii romanorum, grupo encargado de transportar hacia la ciudad la sal procedente de sus salinas. Podían llegar hasta los salinae (almacenes para la sal) adyacentes a la puerta Trigemina en las Murallas Servianas.

Firmado por:
José Ramón Baldellou Alonso

Bibliografía:

  • García Vargas, Enrique y Martínez Maganato (2006): "La sal de la Bética romana. Algunas notas sobre su producción y comercio", HABIS (37): 253-274
  • Mangas, Julio y Hernando, Mª del Rosario (2011): La sal en la Hispania romana, Arco/Libros S.L., Madrid.
  • Martínez Maganto, Julio (2005): "La sal en la Antigüedad: aproximación a las técnicas de explotación y comercialización. Los salsamenta" en III Congreso Internacional de Estudios Históricos. El Mediterráneo: la cultura del mar y la sal (coord. Molina Vidal, Jaime y Sánchez Fernández, José Mª), Santa Pola.
  • Rioja, Leoncio (2014): La moneda y su historia, Editorial Dunken, Buenos Aires.

3 comentarios:

  1. Una entrada muy interesante!! Enhorabuena!!

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  2. Muy buenas José, lo primero felicitarte por estas entradas y el blog en general, te recomiendo que le eches un ojo al blog que tengo con otros compañeros ya que tratamos temas similares a los que has tocado tú en estas entradas.
    Muchas gracias y un abrazo. :)
    Vicente Guadalix Carreras

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  3. ¡Buenas noches, Jose!

    Por las entradas que he ido viendo, parece que quien tenía la sal, era invencible casi. La verdad es que, como veíamos al principio de las clases, quien controlaba la sal, o las vías terrestres o fluviales de estas, tenía mayores oportunidades de desarrollo. Y es que es completamente necesaria para todos.

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