Como ya os había anunciado, esta
semana retomo el tema del Comercio y Transporte de la Sal. Quiero pensar que
aún os acordareis de ella (sino id a echarla un vistazo) y para los más
atentos, sí, en esta segunda entrada solo faltaba por comentar el comercio y
transporte realizado por vía marítima. Espero que despierte el interés en
vosotros.
Vía marítima
Los romanos comerciaron con la sal
(y otros muchos productos comerciales) a través del Mediterráneo, al que
denominaron Mare Nostrum. Los barcos
de transporte o corbitas, eran naves
de 25 metros de eslora, capaces de transportar hasta 400 toneladas de carga o
unas 600 ánforas. Generalmente pertenecían a personas particulares, dueños de
los muelles y almacenes portuarios. El transporte por mar era más rápido, barato
y seguro que el terrestre.
El principal centro consumidor de
este producto serían las conservas de pescado, pues las salazones y salsas de
pescado eran producto primario de comercialización. Para poder llevar a cabo
sus actividades precisaban de sal, abasteciéndose de salinas cercanas siempre
que existieran, o mediante el transporte en barco. Muchas de las poblaciones
costeras aprendieron rápidamente a sacar beneficio económico importando sal e
intercambiándola por productos singulares. Conocemos centros consumidores de
sal gracias a Estrabón, quien nos habla de las Islas Casitérides (Galicia) o
del comercio con los fenicios de Cádiz. Desde dichos lugares se cambiarían
elementos propios como el estaño, plomo, pieles, salazones y salsas saladas por vasos, bronce y sal. Existen algunas referencias que aluden al término de
bárbaro vendido por sal, como sinónimo de esclavo, ya que algunos pueblos como
los Tracios, tenían como hábito intercambiar sal por esclavos.
Como queda documentado, una de las
claves para la expansión romana fue la ingeniería naval comercial con puntos
geográficos tanto dentro como fuera del imperio. El principal puerto romano
sería el de Ostia, situado a 20 km de Roma en la boca del Tíber. Aunque dicha
ciudad contase con sus propias salinas, no es raro pensar que a la misma
llegase sal de otras partes del Imperio, aunque únicamente fuera por las
distintas propiedades que presentaban. Su conocido puerto Claudio, hexagonal y
exterior, era capaz de albergar hasta 200 naves. Desde el mismo, barcos más
pequeños remontaban el Tíber hasta su vado (donde deja de ser navegable) y en
los almacenes que allí se situaban guardaban todas las mercancías destinadas a
la capital del Imperio. En mosaicos, relieves y pinturas romanas encontrados en
Ostia, podemos apreciar representaciones del transporte marítimo, pudiendo
investigar sobre distintos tipos de embarcación y productos comerciales.
Puerto Claudio (Fuente: http//:imperioromanodexaviervalderas.blogspot.com) |
Para esta misma ciudad conocemos la
existencia de saccarii salarii toius
urbis et campi salinarii romanorum, grupo encargado de transportar hacia la
ciudad la sal procedente de sus salinas. Podían llegar hasta los salinae (almacenes para la sal)
adyacentes a la puerta Trigemina en las Murallas Servianas.
Firmado por:
José Ramón Baldellou Alonso
Bibliografía:
- García Vargas, Enrique y Martínez Maganato (2006): "La sal de la Bética romana. Algunas notas sobre su producción y comercio", HABIS (37): 253-274
- Mangas, Julio y Hernando, Mª del Rosario (2011): La sal en la Hispania romana, Arco/Libros S.L., Madrid.
- Martínez Maganto, Julio (2005): "La sal en la Antigüedad: aproximación a las técnicas de explotación y comercialización. Los salsamenta" en III Congreso Internacional de Estudios Históricos. El Mediterráneo: la cultura del mar y la sal (coord. Molina Vidal, Jaime y Sánchez Fernández, José Mª), Santa Pola.
- Rioja, Leoncio (2014): La moneda y su historia, Editorial Dunken, Buenos Aires.
Una entrada muy interesante!! Enhorabuena!!
ResponderEliminarMuy buenas José, lo primero felicitarte por estas entradas y el blog en general, te recomiendo que le eches un ojo al blog que tengo con otros compañeros ya que tratamos temas similares a los que has tocado tú en estas entradas.
ResponderEliminarMuchas gracias y un abrazo. :)
Vicente Guadalix Carreras
¡Buenas noches, Jose!
ResponderEliminarPor las entradas que he ido viendo, parece que quien tenía la sal, era invencible casi. La verdad es que, como veíamos al principio de las clases, quien controlaba la sal, o las vías terrestres o fluviales de estas, tenía mayores oportunidades de desarrollo. Y es que es completamente necesaria para todos.