miércoles, 14 de diciembre de 2016

La sal y las Civitates en la costa mediterránea de Hispania


Entendemos por civitates a la cabecera de una ciudad, es decir, una unidad administrativa semiautónoma bajo cuyo poder se encuentra un territorio y que se caracteriza por sus edificios públicos típicos de una ciudad romana, como el foro, la basílica, el teatro, el templo, los baños, el acueducto y, por supuesto, viviendas.

Cuando se compara un mapa de distribución de las salinas en la Península Ibérica con otro sobre la distribución de las cabeceras de las ciudades romanas, puede comprobarse que, en la decisión de la administración romana para elegir tales cabeceras se tuvo en cuenta la localización de su relación a una salina, situándola junto a esta, cerca o en una vía publica por donde llegar con facilidad a la sal. Así pues, en esta entrada nos hemos querido centrar en las civitates que se extendieron a lo largo de la costa mediterránea y parte de la costa Atlántica occidental.

Dianium (Denia, Alicante):

Antes de la llegada de los romanos, este lugar ya contaba con un puerto, en cuyas proximidades se encontraban una factoría de salazón y unas salinas, las cuales, tras la conquista romana, favorecieron al incremento de la población, llevándose a cabo el arrendamiento de las salinas, lo que condujo a la creación de la ciudad de Dianium, adscribiéndose a ella el control sobre este territorio.

Carthago Nova (Cartagena, Murcia):

El esplendor romano de la ciudad de Cartago Nova se basaba fundamentalmente en la explotación de las minas de plata, plomo, cinc y otros minerales de la sierra que se encontraba próxima al lugar. Pero, a partir del siglo II, al igual que ocurrió con otras ciudades de Hispania, se produjo un lento declive económico y demográfico en la ciudad, causado seguramente también por el agotamiento de la minería. Fue en este periodo cuando el emperador Diocleciano convirtió alrededor de la ciudad la provincia Carthaginense, reorientándose la actividad comercial de la ciudad hacia la fabricación del garum, gracias a las salinas que se encontraban en la costa.

Malaca (Málaga):

Se asentó sobre una colonia fenicia-púnica anterior, de la cual heredó una consolidada tradición económica basada en la pesca y la explotación de sal. Cerca del puerto se encontraban las instalaciones para la salazón de pescado, que se comercializó por todo el Mediterráneo. Junto a este, también se exportaba vino, aceite, minerales, cerámica, ricos mármoles y almendras, lo que le caracteriza como un importante puerto comercial.

Baelo Claudia (Bolonia, Cadiz):

La ciudad nació a finales del siglo II a.C. sobre un asentamiento fenicio-púnico, gracias a su importante relación comercial con el norte de África, al ser el puerto principal que enlazaba con la ciudad de Tanger (Marruecos), adquiriendo el estatuto de municipio bajo el gobierno del emperador Augusto y, posteriormente, elevada a categoría de colonia romana con Claudio. Sus principales fuentes de riqueza fueron la pesca, las salinas, la industria de salazón de atunes y el garum. Estas actividades tenían lugar durante los meses de verano y atraían a la ciudad a numerosos trabajadores temporales, hecho que determina en parte las características de algunos de sus edificios.

Gades (Cadiz):
Adquirió el estatuto de civitas foederata (ciudad federada de Roma), que le permitió mantener su autonomía política y económica, favoreciendo al aumento de la economía de la ciudad y a contar con su propia moneda, la cual en el anverso mostraba a Hércules, su fundador, y el reverso mostraba uno o dos atunes. Esta también destacó por las famosas exportaciones gaditanas de garum.

Salacia (Alcacer do Sal, Portugal):

También de origen fenicio, esta ciudad romana se caracterizó por la explotación de la sal y la industria del pescado en salazón, además de la cría de caballos, necesarios para la exportación de alimentación, la agricultura y la ganadería, y el comercio de estaño con Cornualha (Cornualles, Inglaterra).


Otras varias ciudades de la costa, dotadas de puerto, industria salinera y conservación de pescado, reconocidas por la administración romana como civitates fueron Saguntum (Sagunto, Valencia), Murgi (El Egido, Almería), Anticaria (Antequera, Málaga), Onoba (Murcia), Olisipo (Lisboa) y Balsa (Faro).

Firmado por:
Natalia García Enríquez

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA:
  • Lirola Delgado, Jorge (1995): Al-Ándalus y el mediterráneo, Lunwerg, Barcelona
  • Mangas, Julio y Hernando, Mª del Rosario (2011): La sal en la Hispania romana, Arco/Libros S.L., Madrid.
  • http://rec.mestreacasa.gva.es/som_cultura/ruta2/denia.html
  • http://www.centroarqueologicosaguntino.es/uploads/descargas/463_123%20La%20ciudad%20romana%20de%20Saguntum%20y%20su%20territorio%20en%20el%20siglo%20III%20dc%2030-31.pdf

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