Entendemos por civitates a la cabecera de una ciudad,
es decir, una unidad administrativa semiautónoma bajo cuyo poder se encuentra
un territorio y que se caracteriza por sus edificios públicos típicos de una
ciudad romana, como el foro, la basílica, el teatro, el templo, los baños, el
acueducto y, por supuesto, viviendas.
Cuando se compara un mapa de
distribución de las salinas en la Península Ibérica con otro sobre la distribución
de las cabeceras de las ciudades romanas, puede comprobarse que, en la decisión
de la administración romana para elegir tales cabeceras se tuvo en cuenta la
localización de su relación a una salina, situándola junto a esta, cerca o en
una vía publica por donde llegar con facilidad a la sal. Así pues, en esta
entrada nos hemos querido centrar en las civitates
que se extendieron a lo largo de la costa mediterránea y parte de la costa
Atlántica occidental.
Dianium (Denia, Alicante):
Antes de la llegada de los
romanos, este lugar ya contaba con un puerto, en cuyas proximidades se
encontraban una factoría de salazón y unas salinas, las cuales, tras la
conquista romana, favorecieron al incremento de la población, llevándose a cabo
el arrendamiento de las salinas, lo que condujo a la creación de la ciudad de Dianium, adscribiéndose a ella el
control sobre este territorio.
Carthago Nova (Cartagena, Murcia):
El esplendor romano de la ciudad
de Cartago Nova se basaba fundamentalmente en la explotación de las minas de
plata, plomo, cinc y otros minerales de la sierra que se encontraba próxima al
lugar. Pero, a partir del siglo II, al igual que ocurrió con otras ciudades de
Hispania, se produjo un lento declive económico y demográfico en la ciudad,
causado seguramente también por el agotamiento de la minería. Fue en este
periodo cuando el emperador Diocleciano convirtió alrededor de la ciudad la
provincia Carthaginense, reorientándose
la actividad comercial de la ciudad hacia la fabricación del garum, gracias a las salinas que se
encontraban en la costa.
Malaca (Málaga):
Se asentó sobre una colonia
fenicia-púnica anterior, de la cual heredó una consolidada tradición económica basada
en la pesca y la explotación de sal. Cerca del puerto se encontraban las
instalaciones para la salazón de pescado, que se comercializó por todo el
Mediterráneo. Junto a este, también se exportaba vino, aceite, minerales,
cerámica, ricos mármoles y almendras, lo que le caracteriza como un importante puerto
comercial.
Baelo Claudia (Bolonia, Cadiz):
La ciudad nació a finales del
siglo II a.C. sobre un asentamiento fenicio-púnico, gracias a su importante
relación comercial con el norte de África, al ser el puerto principal que
enlazaba con la ciudad de Tanger (Marruecos), adquiriendo el estatuto de
municipio bajo el gobierno del emperador Augusto y, posteriormente, elevada a categoría
de colonia romana con Claudio. Sus principales fuentes de riqueza fueron la
pesca, las salinas, la industria de salazón de atunes y el garum. Estas actividades tenían lugar durante los meses de verano y
atraían a la ciudad a numerosos trabajadores temporales, hecho que determina en
parte las características de algunos de sus edificios.
Gades (Cadiz):
Adquirió el estatuto de civitas foederata (ciudad federada de
Roma), que le permitió mantener su autonomía política y económica, favoreciendo
al aumento de la economía de la ciudad y a contar con su propia moneda, la cual
en el anverso mostraba a Hércules, su fundador, y el reverso mostraba uno o dos
atunes. Esta también destacó por las famosas exportaciones gaditanas de garum.
Salacia (Alcacer do Sal, Portugal):
También de origen fenicio, esta
ciudad romana se caracterizó por la explotación de la sal y la industria del
pescado en salazón, además de la cría de caballos, necesarios para la
exportación de alimentación, la agricultura y la ganadería, y el comercio de
estaño con Cornualha (Cornualles,
Inglaterra).
Otras varias ciudades de la
costa, dotadas de puerto, industria salinera y conservación de pescado, reconocidas
por la administración romana como civitates
fueron Saguntum (Sagunto,
Valencia), Murgi (El Egido, Almería),
Anticaria (Antequera, Málaga), Onoba (Murcia), Olisipo (Lisboa) y Balsa
(Faro).
Firmado por:
Natalia García Enríquez
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA:
- Lirola Delgado, Jorge (1995): Al-Ándalus y el mediterráneo, Lunwerg, Barcelona
- Mangas, Julio y Hernando, Mª del Rosario (2011): La sal en la Hispania romana, Arco/Libros S.L., Madrid.
- http://rec.mestreacasa.gva.es/som_cultura/ruta2/denia.html
- http://www.centroarqueologicosaguntino.es/uploads/descargas/463_123%20La%20ciudad%20romana%20de%20Saguntum%20y%20su%20territorio%20en%20el%20siglo%20III%20dc%2030-31.pdf
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